sábado, 8 de octubre de 2016

Me duele Colombia

Por Sebastián París

“Menos mal gano el NO. Imagínese dejando entrar a todos esos asesinos a nuestras casas” – Enfermera de una clínica al sur de la ciudad, muy cerca de Ciudad Jardín.




El 2 de Octubre del 2016 empezó con una mañana radiante. El sol estaba allí, y en la tarde nos abandonó. Quedó una noche bastante negra, como mi idea de Colombia, cómo el propósito y la esperanza que habíamos depositado en la Paz. En los acuerdos establecidos por el estado y Las Farc. Pero pesó más el resentimiento, el odio, y la satanización. Y mientras que todos siguen compartiendo imágenes burlescas, y otros celebran. Yo estoy llorando. Nunca en mi vida, me había sentido tanta tristeza por gente que no conozco, por un país que critico a diario, de verdad me duele que aquellos que se tiran al piso a cubrirse de las balas y las explosiones (porque son las victimas quienes deberían realmente tener el poder) hayan sido completamente ignorados por nosotros, los que vemos la guerra en televisión.

Tan sólo ver que 96% de los habitantes del choco querían la paz, embarcó de lágrimas mis ojos. Lástima, que ellos no sean tantos ¿verdad?... Y es que quiero tener el derecho a desahogarme, a denunciar la estupidez, la ignorancia, la desinformación, la cobardía, la contrariedad, y el odio de un país casi analfabeta. O eso parece, porque la mayoría salió a votar sin siquiera haber leído los acuerdos.

Y quiero probarlo, intenté indagar a todos los opositores de que podía, saber con qué estaban inconformes, encontrar la verdadera razón por la que el acuerdo actual fuese en realidad nefasto para los colombianos, pero mi sorpresa fue mayor.


¿Es coherente está actitud ante una victoria? ¿Ante las afirmaciones de las que se jactan algunos? Sé que muchas personas, pudieron votar ‘No’ con argumentos, que claramente aún sigo buscando.


Personas que se sienten atacadas por una simple pregunta, ya que inteligentemente tomaron una decisión basados en la lectura. Sin embargo, sólo me topé con excusas, e incluso con personas, que no tienen ni la menor idea de por qué estar en contra, y su única razón, es uno de los personas que más han hecho sangrar el País. El padre de la oposición, Álvaro Uribe Vélez. En resumen, estar en contra de Santos…


Y entonces mis lágrimas estaban llenas de cólera, porque de verdad me duele, encontrar que en un país como el nuestro reiné la tontería, y el disparate. Lo único que buscan, es la aprobación del doctor para que ellos marquen el “Sí” en un pequeño recuadro que nos separaba de más noches con truenos que no son provocadas por la lluvia. 


A estas alturas la tristeza se convierte en frustración, de leer semejante agravios cuando el país nunca sería de la guerrilla, primero deberían despojar a los Lule, a los canales privados, a los Uribe, a la Iglesia, y a toda esa aristocracia que está por encima de nosotros. Colombia ni siquiera es de ustedes, ni mía, de ninguno de los colombianos pobres, como leí en tanta diversidad de imágenes.


Lo más triste, es encontrar estos comentarios, cuando en realidad, el acuerdo de la habana no sólo fue un documento de 290 páginas expuestos la semana pasada, en realidad, fueron publicados hace un mes y dos semanas. Y fuera de eso, el proceso estuvo disponible en la página web del proceso de paz y la guerrilla donde se podían leer lo que se iba acordando. Es decir, cada proceso fue transparente a la comunidad y resaltado cada semana en tiempo real. Así que, argumentos como estos, es de personas desinformadas, que además son perezosas, no leen, y se la pasan diciendo pendejadas.


Y en algunos personajes de medios alternativos se expresan como si la oposición no se hubiese basado en el sentido común únicamente, afirmando que el “Sí” tenía todo de su lado. Y no hay blasfemia más grande. Puesto que los comerciales publicitarios en Radio y Televisión están acaparados cada hora por el centro democrático y sus mensajes desinformativos, que aseguraban que la Guerrilla iba a entrar en política bajo exoneración (cuándo sólo se le garantizaban 5 curules y lo demás era voto popular, como siempre), o que en la leche iba a subir de precio tan sólo para pagarle a los guerrilleros desmovilizados dinero que no merecían. Mientras que se menos preciaba la integridad a lo social, y la construcción de nuevas bases que edificarían una cultura diferente. Cuando incluso, el mismo Las Farc iba a usar de sus riquezas para indemnizar a las víctimas y devolverles lo que se les había arrebatado (lo cuál era parte del acuerdo pactado por el estado y los guerrilleros). Incluso, las Iglesias tenían campañas que apoyaban el “No” a pesar de sus constantes enseñanzas morales, que desean impulsarnos a ser bondadosos y perdonar como lo recalcan en su oración diaria, el padre nuestro. Y aun así, crean que el merecimiento de los antagonistas sea la ejecución o la privatización de la libertad. Que es mucho más importante, satisfacer el rencor de un montón de gente que no vivió la guerra, que la construcción de sociedad, que la inclusión a la vida, el respeto y el perdón.


Entre otras razones verdaderamente argumentadas por los opositores, era la participación política de los antagonistas. No desean que estén en política, pero parece que ignoraran que el nacimiento del grupo delictivo, fue precisamente ese. La falta de inclusión política por parte del estado dividido en conservadores y liberales. Su “lucha” (mal habida y mal intencionada), se ha basado en dicha oportunidad. Además, dentro de los acuerdos estaba la confesión de crímenes, el abandono paulatino de las armas, y sobre todo, los partidos como el Polo, el Partido Verde, Frente Radical, entre otros, apoyaban la iniciativa. Ellos también estaban a favor de los acuerdos establecidos. Porque sí, se reparaba a las víctimas.  Allí, es dónde uno se pregunta, si en realidad estas personas habían leído, se habían informado…


El delito no paga, pero en una negociación todas las partes deben ceder un poco. Se trata de Ganar-Ganar, no simplemente, de una ejecución, donde usted este satisfecho, y los guerrilleros en una fosa común. La constitución (que claramente necesita cambios), estaba protegida. Además, más importante, aunque no todas las zonas en conflicto estuvieron de acuerdo con el plebiscito, el mensaje es claro para ellos: Acabar la guerra donde todos encontremos la tranquilidad.

Pero luego están los desalmados, ese 63% de personas que les importe una mierda el país (deberían enfocarse en motivar el voto, o hacerlo definitivamente obligatorio). Que prefieran estar de viaje, paseando por las calles de las ciudades donde la guerra no se asoma, o simplemente, un montón de personas indiferentes, que probablemente son los más críticos y politólogos en las redes sociales y los buses. Ustedes, y su opción de no hacer nada, están desvalijando al país. No hay peor mal, que tener la obligación con todo un estado, y quedarse con el culo en la silla mirando cómo se dictaminaba la perdida de una oportunidad tan grande. 

Y quizá esa sea la razón de mi dolor y mi resentimiento. Y aunque la paz sea una cuestión de actitud, y se deba admitir la derrota con dignidad y sin prejuicios, no es justo para un país, estar en manos de la confusión, la desinformación y el resentimiento.

Me duele… Y espero que de todo corazón que la oposición encuentre una forma de hacer que la paz a la que incluso Las Farc no quiere renunciar, se pueda restablecer. No importa si Uribe sale en la foto, o es Juan Manuel Santos, lo que importa es que los campesinos reclamen su hogar, y no vuelvan a sentir miedo de los estruendos de la ignorancia que nos invade por montones. Que las lágrimas que hoy derramamos muchos, sean en vano, y al final, nos decoré una sonrisa que podemos expresarle al mundo y decir “Lo logramos”.

Ya que al final nos damos cuenta, que muchos Colombianos no quieren la paz, no quieren la reparación de víctimas, lo que buscan, es una excusa para la venganza. 

jueves, 29 de septiembre de 2016

El Plebicito y ¿Por qué sí?



Es verdad que los guerrilleros han sido grandes precursores de la violencia y la guerra. Que sus atentados han sido atroces y desalmados (no hay que olvidar el collar bomba, los atentados a los puestos de policías y puestos del estado) que han cobrado un sin número de victimas. Pero tampoco hay que ignorar que más victimas ha cobrado el paramilitarismo (un grupo subversivo creado por el gobierno para combatir a la guerrilla, supuestamente). Siendo ellos también, responsables de más del 40% de las victimas. Y claramente, también siendo, el propio gobierno (en especial el de Uribe Vélez), responsables de masacres y muertes con los falsos positivos. Pero sigamos con la guerrilla... Entiendo que usted querido Colombiano, que hoy está en contra del acuerdo de Paz realizado por el gobierno (del cual usted no simpatiza), y las Farc (grupo terrorista que usted aborrece), debido a un pensamiento sencillo, como la falta de merecimiento de oportunidad a un grupo de personas que son asesinos, violadores, y extorcionadores. Hasta allí, todo bien. Comprensible.

Historia: 

Para empeza, debemos entender que la guerrilla nace como la oposición al estado tras (dicen los historiadores) la muerte de Gaitán. Quien parecía, ser la revolución que el país necesitaba en ese momento, y que tenía, también al parecer, la victoria entre las manos. El grupo armado, terrorista y subversivo, como es llamado en la actualidad, era un grupo con una filosofía que se fue distorsionando con los años ante la necesidad que tiene el dinero en una guerra. (No los estoy justificando, le estoy contando). Alguna vez entonces, el M19 logró entrar al estado y tener participación política (que es lo que buscan en realidad todos estos asesinos desalmados), y qué pasó... Sí, terminaron siendo asesinados, secuestrados, y ensuciados. Lo mismo pasó con el partido de la Unión Patriotica, qué fue completamente exterminado por el mismo estado, al encontrar apoyo por la ciudadanía y tomar fuerza en la política (es por está misma razón que actualmente a Las Farc, le cuesta tanto desprenderse de las armas, puesto que corren peligro de ser asesinados como ha venido pasando a lo largo de la historia Colombia, ¿Lo comprende ahora?)

Pero analicemos ahora el entorno: el 82% de las victimas son civiles, mientras que el 18% son combatientes (Fuente. RUV). ¿Dónde está la seguridad democrática de la que se jactan tanto los de la oposición? cuando claramente quienes están involucrados en la guerra ni siquiera son los que se enfrentan, sino todos estos campesinos que están en medio. Si queréis hacer justicia, deberían entonces, condenar a todos estos militares que también han asesinado civiles en medio de la guerra ¿verdad?. Aunque eso, es difícil de admitir por la oposición. 

Sin embargo, el asunto es que incluso las victimas están a favor de votar "Sí" al plebicito. Por una humilde y sencilla razón, aquello que ellos sufrieron, es la experiencia que necesitan para desear de corazón, que nadie más sufra por lo mismo. Ellos no quieren venganza, sangre, o carcel. Quieren, simplemente que todo esto terminé, volver a sus tierras. volver con sus familias, encontrar a sus muertos. Vivir en paz;

Fuente. El Espectador.

Sí incluso la familia de los combatientes, desean aquella paz. Usted querido amigo, que está en la comodidad de su hogar, en la manzana de la civilización, en la raíz de la educación, y en el sofá de la tranquilidad, por qué se niega a una oportunidad en la que podemos terminar al menos, con una cabeza de las tantas víboras que usurpan nuestro territorio. Nuestra riquesa. A nuestra gente. 

Yo, que he vivido de cerca el asesinato de familiares por asuntos políticos entiendo, que la solución no es condenar a las personas que cometieron los crímenes, para mí, y mi familia, es un asunto intrascendental puesto que aquella condena, o pena de muerte, no devolverá a mi familiar, y mucho menos me brindará felicidad. Desearlo, no sería más que orgullo y resentimiento. 

Ahora, observemos otro fenómeno interesante que las personas ignoran: 

Incluso la fuerza pública debería entrar en esa categoría en la que la oposición cataloga a todos aquellos que han delinquido de forma atroz (porque muchos de la oposición piensan que tras su partido político, no hay ningún torcido involucrado). Pero el punto no es este, es demostrar, que la paz no llegará sólo con firmar entre el gobierno de Santos y la guerilla. Se debe también, sentarse a dialogar con el monstruo que creó el gobierno décadas atrás, los paramilitares. Para que podamos gozar de un país sin violencia, sin esta guerra civil de intereses. 

Veamos entonces, como esta segregado el país. Sobretodo para aquellos que creen que el actual presidente (que no es del todo bueno), ha polarizado en una respuesta dicotómica, la paz que hemos buscado por más de 50 años cuando empezó el conflicto armado: 


Como se puede observar, no es que este polarizado el país por un "Sí" o un "No". Es simplemente que nos urge tomar una decisión para alcanzar el progreso. Para poder (como ves en el mapa) que la economía agraria se vuelva sostenible, que se pueda invertir, y sobre todo, para que los campesinos vuelvan a las tierras que por derecho les pertenece. 

Después de un pequeño análisis histórico, volvamos a la actualidad. A esta situación que nos depara en tan pocos días. 

¿Por qué votar Sí?

Finalmente, después de más de cincuenta años, las condiciones están expuestas, y los dos grupos deciden terminar con el conflicto a cambio de incluir a estos delincuentes a la sociedad y tener la participación política que requieren. Está bien, que piense que no merecen oportunidades, que no deberían si quiera existir, pero si usará la razón, de una persona con educación y civilizada, sabría que las cosas no se solucionan metiendo un montón de gente en la cárcel, o matando a más personas,  se necesita construir sociedad para que la educación influya y estás cosas dejen de pasar. Es por eso que en los acuerdos, existe el tejido social, la incursión y la oportunidad. Pero si quiere algo menos humanista, piense entonces en lo siguiente: si usted negociando con un ladrón, le pide dejar de robar y a cambio, lo metara 60 años a la cárcel, ¿cree en serio, que el ladrón se entregaría?. Ante estos acuerdos, es importante, pensar con logica.

Gandhí alguna vez, detuvo a los británicos sin violencia, sin siquiera promulgar el resentimiento, o pidiendo la cabeza de sus opresores. Demostró, que la libertad es mucho más importante que la sangre. Que el ser humano tiene en sus condiciones, algo mucho más valioso que el prejuicio. Y logro entonces, no sólo liberar a su pueblo, sino, dar una lección a la humanidad. 

¿Cuál cree usted que sería la lección que le daría a la humanidad cuando el "No" gané, y la guerrilla vuelva a armarse? 

Seamos estúpidos, y votemos sí. Porque creemos que se puede, porque es un pasó que no hemos dado nuca. ¿No quiere pagar impuestos para que los guerrilleros ganen dinero? Sus impuestos, amigo opositor, será lo que incentive al guerrillero a no delinquir. A tener una oportunidad de trabajar honradamente. ¿No quiere que participen políticamente y conviertan a Colombia en un estado "Castro-Chavista"? Entonces, cuando los guerrilleros se postulen y le desagrade su política, usted, amigo mío, podrá votar en contra o por otro candidato afines a sus gustos políticos. Pero eso sí, estariamos viviendo en PAZ. 



Por último, en toda la investigación. La oposición, aquellos que promueven el "No" en el plebiscito tiene una lista de razones por las cuales la idea de la paz es absurda, y señalan principalmente al sentido humanitario tras recordarnos todas las atrocidades que ha causado la guerrilla a lo largo de los años. Pero piense por un momento, sin en algún momento, le ha brindado a usted, otra solución. Una alternativa ante la que se expone por el actual gobierno Colombiano. ¿Lo ha hecho? Sí usted vota "No" el próximo 2 de Octubre, estará votando por recuerdos que están en el pasado, y no por la incertidumbre de tener un mundo mejor. Cuál sería la alternativa... Más seguridad democrática y una silla para que los uribistas negocien con los terroristas. Y ante la negativa del grupo subversivo, entonces entraríamos en más violencia. 

¿Prefiere una Colombia llena de resentimientos y sangre a una Colombia con esperanza y humanidad? Finalmente... ¿Qué estaría perdiendo usted, por creer un poco? 


jueves, 26 de mayo de 2016

Ese momento de mi vida I



Estoy en ese momento de mi vida (y creería que usted ha tenido éste momento también), donde me siento cansado de la gente. Y quiero mandar a la mierda a todas esas personas que no contribuyen en nada para mi vida y si no queda nadie, tener que afrontar esa soledad como debe ser. Superarla. Sin distracciones, sin esos sentimientos de desilusión o desolación. 

Eso me recuerda a mi madre. Ella siempre tan sabía,  intentó inculcarme de chico lo importante que era sacar lo que no usas, lo que no te sirve, lo que está roto y feo. Dejando que esas cosas encuentren un lugar mejor. Ella siempre esperaba que por iniciativa propia yo me deshiciera de toda esa ropa, esos juguetes, esas cartas, y ese montón de tonterías que conservaba apegado al valor sentimental que representaban en mi vida. Ahora entiendo a mi mamá, y lo que intentaba enseñarme. Porque aquella noción de utilidad, también aplica a las personas, a las relaciones sentimentales y a las amistades. Un día simplemente, dejan de valer. Pero tercos y testarudos nos aferramos a esas personas sin dejarlas ir, sin dejarnos ir. Es simple, cuando no eres capaz de tomar esas decisiones muchas veces incluso, no es por el valor de ese extraño frente a tus ojos, sino, por el miedo que tenemos a afrontar el futuro. Es el simple hecho de negarnos a seguir creciendo. Y para seguir creciendo debes dejar todo atrás, todas esas cosas que te retienen y te impiden seguir avanzando ligero y con libertad. 


miércoles, 17 de febrero de 2016

El Amante


Yo no quiero ser tu novio, tu esposo, o tu amigo. A la mierda las etiquetas, las relaciones no solo llevan un nombre y no tienen por qué hacerlo. Puede resultar estúpido, no lo sé. Tal vez, incluso un día me mires con ojos dulces y tiernos, pero sabes, para eso hay un montón de gente. Yo lo que quiero es ser tu amante, para morderte los hombros y los labios, para rosar mis dedos por tu cuerpo desnudo, y acariciar cada huella que te ha dejado la vida. Poder sentarnos y hablar de tonterías, quizá fumar algo de hierba o un cigarrillo, beber un trago sin ninguna razón, y volver a empezar esas caricias que se esconden bajo la mesa. Sólo quiero quedarme con alguna excusa o sin ella, y quererte hasta donde se pueda...

domingo, 7 de febrero de 2016

El Error de Fijarse en Alguien



Sí, vaya mierda. Te gusta alguien, pero esa personas por un sin número de razones no va fijarse en ti. Esas cosas pasan, todo el tiempo, a todos nosotros. Y muchas veces la culpa es nuestra por ser demasiados buenos para ellas. Y es que es la verdad, muchas mujeres no buscan a la persona que intenta hacer todo bien, porque eso no es emocionante. Lo emocionante está en fijarse en personas rotas, que tienen sus dramas, asuntos inconclusos, amores perdidos, indiferencia por la vida, o problemas psicológicos. Vaya, eso es lo más excitante (y si lo és, imagínese que tal debe ser el sexo). Y probablemente no sólo le ocurra a muchas mujeres, también le ocurre a usted que es una persona demasiado buena, fijándose en ella que es un desastre, Por eso te gusta. Por eso nos gusta. Pero a su vez, ella prefiere fijarse en una persona que es un desastre, y usted no lo es. Bueno, en realidad todos lo somos, pero intentamos ser la mejor versión de nosotros mismo pensando que así podemos agradarles más. Menudo error. Es mejor dejar salir toda esa mierda que llevamos dentro y seguro alguien más se enamorará de eso. Pero nosotros, no nos fijaremos en ella. No, porque muchos seres humanos, preferimos idealizar que la misma realidad.

De tanto, algunas otras veces, es por nuestro anhelo insoportable de buscar magia donde no la hay que llegamos a esos desahuciados puntos. Insistimos creyendo que en algún momento entonces, todo eso que hemos hecho se ve reflejado en su aprobación, en su deseo de estar con nosotros. Pero no, eso nunca ocurre, porque dentro de su mente existen un sin número de barreras que le impiden ser un su objeto de deseo. Esa constante preocupación, esos tontos sueños, esas incontenibles ganas de hablarle todo el día ¿se siente al menos minimamente identificado? sí, es una mierda, lo sé, porque eso no es suficiente. Es allí donde nos convertimos en simples amigos. Porque la atracción, el gusto, esas emociones tan apasionadas no nacen de esa interacción diaria, sólo nacen de la mente que esta dispuesta a sentirlo. Es así como se forman parejas, cuando ambas al mirarse, tienen la misma idea: estar dispuestos a intentar aunque sea, darse un beso. 


lunes, 25 de enero de 2016

El regreso de una Hermosa Mujer VII

Confesiones

Hacía frío, pero la Luna resplandecía amarilla, redonda, imponente, entre lo más alto del cielo. Y allí estaba yo, de pie en el parque donde tantas noches lloré cuando era chico, donde bese a la chica que amé tantos años, donde conocí a Eva y descubrí que siempre habría algo mejor en el futuro, la esperanza de volver a sentir el corazón palpitar deprisa. Donde conocí a su hermana, donde fume marihuana por primera vez. Y dónde esperaría, todo concluyera. Para bien o para mal, ella debía saber todo lo que he cargado por dentro tantos años.

Tenía los audífonos puestos y escuchaba Bajo El Agua de Manuel Medrano. Los sonidos de la guitarra mitigaban la ansiedad que tenía. Eso, y el hecho de caminar de un lado a otro como un tonto. Ya eran más de las ocho y Eva no aparecía. ¿Vendría? En el fondo de mi corazón esperaba que no lo hiciera. No quería que la fantasía que construía en mi cabeza terminará. Quería continuar pensando que fui algo especial para ella en el pasado, y que verme podría constituir cierta incertidumbre. Pero eso, tan sólo era algo que yo pensaba.

Fantasías.

Respiré profundo y deje salir el aire caliente de mi boca. Cerré los ojos con fuerza y cuando los abrí, pude verla venir. Caminaba tranquila y sin prisa por el camino desgastado del parque, llevaba un jean ajustado y una blusa negra que dejaba ver sus hombros. Su cintura destacaba en cada paso que daba. No sonreía y llevaba el cabello rubio suelto. El viendo lo movía y al andar golpeaba con sus hombros.
A la medida de que Eva se acercaba, mi corazón palpitaba cada vez más rápido. Descontrolado. Estaba nervioso. Por fin tendríamos esa charla que debimos tener hace tantos años. Quizá ahora no importaría, aunque deseaba intensamente que algo emocionante me sucediera junto a ella, lo hacía por la tranquilidad que me generaba alejar la frustración que un día me albergo cuando pensaba en las posibilidades que tuve de besarla todos los días.

—Hola —me saludo. Estaba sería y tenía la mirada helada. Y aunque sus ojos azules como el cielo eran maravillosos, la Eva que yo conocía, siempre tenía los ojos palpitando de alegría. ¿Qué le pasaba?

—Estas aquí —apunté. Me tembló la voz.

Ella sonrió.

—Cómo es que han pasado tantos años y aún te muestras tan tonto.

No había nada que se le pasará por alto. Maldita y sensual mujer.

—Ahora dime —continuó ella. La sonrisa de su rostro desapareció—. ¿Qué hago aquí Facundo?

Mis ojos albergaban desesperación, ansiedad, miedo y tristeza. Intentaba controlarlo, pero era incapaz de hacerlo. Ella de tanto, sólo esperaba que yo dijera algo.

¿Por dónde empezar carajo?

—¿Sólo vine a verte poner esa cara? —insistió. Miró alrededor y buscó donde sentarse—. Será mejor que me acomode mientras eres capaz de decir algo.

Sonreí y la seguí.

—Yo no te he olvidado —empecé—. Desde el día que te conocí hasta ahora… Eva, siempre te he mantenido viva, aunque no supiera nada de ti. Simplemente desapareciste y eso no es justo.  

Ella frunció el ceño.

—No éramos nada. Ni siquiera amigos.

—Mientes —tenía que abrirme totalmente, si deseaba que ella hiciera lo mismo—. Entre tú y yo hubo algo espacial.

—Sí lo hubo —confirmó ella sin dejar de mirarme a la cara—. Hasta que decidiste acostarte con mi hermana menor.

—Eso fue un error —me defendí—. Ella nunca me dijo que era tu hermana.

—Por favor —hizo cara de pocos amigos.

—Lo supe después de haberlo hecho —le conté—. Y me sentí como la peor mierda del mundo.

—No lo creo —no dejaba de mirarme a la cara. Esa mujer tan hermosa, y tan intimidante—. Eres de esos hombres, de los que albergan soledad y melancolía, de los que suplen el sexo por amor. De los idiotas que yo siempre esperaba no toparme.

Callé. ¿Qué podía decir? Era verdad…

—Mi hermana espero tu llamada por un mes…

—¿Qué podía hacer? —Dije con sinceridad—. Ella no era la mujer que yo quería en mi vida.

—¿Y acostumbras igual a tomar las cosas que no quieres como tuyas?

Agaché la mirada. Me sentía avergonzado y dolido… como un ladrón. No se encaminaba al final romántico que esperaba.

—Yo sé que sientes por mí —continuó ella—. Y mira, sigues haciendo lo mismo. ¿Era necesario acostarte con Alex?

La miré a los ojos.

—Tú también has hecho muchas cosas sólo porque puedes hacerlas —me defendí. Ella era de esas mujeres. No le temía al sexo, muchas veces tuvo sus encuentros. Defendida por la ley de la atracción y la naturaleza. Muchas veces sólo buscaba complacer sus instintos, y allí estaba, juzgándome.
El turno de callar era de ella.

Me quedé viéndola fijamente a los ojos azules como el cielo, como el mar, como el vacío. ¿Qué pasa contigo Eva?, pensé mientras instintivamente mis manos acariciaron sus mejillas. Escondí un mechón de cabello detrás de su oreja y sonreí.

—Hemos hecho mal muchas cosas Eva —dije.

—Tú aún no aprendes —dijo ella sin presentar alguna molestia por mi acercamiento.

—Es tan lindo verte…

Ella sonrió.

—¿Por eso te acostaste con Alex —volvió a reír con soberbia. No me sorprendía que se lo hubiese contado, al fin y al cabo son amigos—. Porque querías verme?

Tragué saliva. El haberme acostado con Alex, era sólo el deseo que debía completar de la otra noche. Era mi instinto autodestructivo hablando por mí.

—A veces creo que hago algunas cosas con el fin de sabotearme —confesé.

—Eso explica muchas cosas —dijo—. Pero sabes, ella es especial.

—Qué —cómo podía simplemente decir eso en este momento cuando se trataba de ella y yo.

—Mi hermana se fue al extranjero decepcionada de ti y no ha vuelto. Te odié… —continuó—. Y Alex fue quien me convenció de venir. Dijo que si te habías esforzado tanto en conseguir ese número era porque realmente tenías algo que decir —atisbe un poco de nostalgia y dolor en sus ojos—. Deje al lado mi resentimiento y mira, estoy aquí sentada esperando que digas algo sensato…

—Estoy sentando a tu lado, abriéndome como nunca lo he hecho —pensé un momento—. Contigo puedo ser siempre yo mismo. Ese tonto, torpe, romántico, y vulnerable ser humano que estás viendo ahora, soy yo. Hay cosas que no puedo arreglar, pero puedo pensar en como podría hacer las cosas mejor ahora.

—¿Y de qué me sirve todo eso facundo?

La calle con un beso. De pronto mi instinto solo empujó mi cara a la suya, y volví a saborear esos labios dulces, melocotón y marihuana. Estaban fríos. Eran como los recordaba. Mis manos la sujetaron de la cara y la besé con más pasión, con más fuerza. No quería detenerme. 

Ella era lo que yo quería en mi vida. Esa era la verdad.

Nuestros labios se separaron y su mirada era diferente. Había algo de luz, pero también remordimiento. Sé que había sentido lo mismo que yo. Estaba seguro que pude trasmitirle todas las emociones que albergaba por años en ese beso.

Ella me tomó de las manos y permanecimos callados hasta que sonrió.


—Han pasado muchos años y la vida no se detiene, sabes…. —empezó—. Ahora estoy enamorada de otro hombre —mi corazón explotó en mil pedazos. Un frío recorrió mis entrañas y la oscuridad carcomía el poco amor que me quedaba dentro—. Y tengo una hija con él… 

domingo, 24 de enero de 2016

El regreso de una Hermosa Mujer VI

El escape



Terminamos en su habitación, simple, pero cómoda. Sobre la cama desatendida, mis manos recorrieron el cuerpo desnudo de la chica. Su desnudes no era despampanante, pero tampoco eran esos cuerpos que no fuesen apetecidos. Me deleitaba recorriendo mi boca por toda su piel, sujetando con fuerza cada centímetro de sus caderas, mientras la luz que entraba por la ventana de la habitación, dejaban en evidencia las cicatrices, los lunares, la humedad y sus pezones. 

Tuvimos sexo con intensidad, podía notar en cada caricia, en cada beso, y en cada penetración, la ansiedad que esa mujer tenía por sentirse amada. Y yo, bueno, yo era un jodido arrecho. Qué más daba…

Al cabo de un rato, habíamos terminado. Estaba exhausto, y ella también. Incomoda no sabía qué hacer. De qué hablar, qué decirme, o cómo comportarse. Yo de tanto, sólo miraba el blanco techo, mientras en la sala de estar, seguía sonando música. Algo de la Maldita Nerea, no lo sé. 

El efecto de la marihuana ya había pasado. Fumamos un poco más, antes de que ella decidiera irse a dar una ducha. Me dejó solo en la cama. Y esa… esa era la señal. Mi oportunidad. Tomé su móvil del pantalón que había terminado en el suelo. Busqué el número de Eva, y lo trasferí a mi celular. Luego borré dicha evidencia. 

Me vestí, miré a la ducha donde el agua sonaba con fuerza. Me sentí mal, pero no era más que una chica de cabello negro. Luego la confrontaría, un mensaje, una llamada, alguna invitación. Excusas habrían siempre. Ahora, lo mejor era salir de allí. 

Caminé dejando atrás todo lo que había ocurrido. La cama, el cuarto, la casa, y a la chica. Me daba paso entre las calles, caminar me relajaba. Saqué los audífonos del bolsillo, los conecté al celular, y escuché música por un rato. Cuando estuve bastante lejos, decidí hacer una llamada. 

—Hola —contestó la voz de una mujer tan dulce, y a la vez segura. Sus simples palabras endulzaban mis odios. 

—Hola Eva —respondí. 

—¿Cómo has conseguido mi número? —preguntó enfadada. 

Reconocía mi voz. Eso debía significar algo. 

—Me lo dio tu amiga —confesé—. Digamos que me lo gane. 

Hubo un momento de silencio. Tal vez Eva estaría pensando que su amiga la había traicionado, o algo parecido. Sin embargo, ella era una persona absurdamente inteligente. Encontraría una buena teoría en su cabeza.

—¿Qué es lo que quieres Facundo? —dijo finalmente.

—¿Por qué no has colgado? —quise saber.

—Si lo hiciera, estarías llamando de nuevo hasta el cansancio. A veces resultas muy molesto —su voz sonaba tan irreal, tan cruda y sin alma, que me tembló el pecho. 

—¿Por qué me odias?

—¿En serio llamas a preguntar estupideces? —nunca había conocido ese temperamento tan severo en ella. Era tan diferente a la persona que conocí alguna vez. 

Me dolía.

—Oye —empecé, mientras seguía caminando por la calla sin que nada me importará—. ¿Qué diablos ocurre contigo? —empezaba a encabronarme su actitud. En mi mente, lo había imaginado todo tan diferente. 

—Estoy bastante ocupada ahora.

—Está bien —continué—. Te espero a las 8 de la noche en el viejo parque de la ciudad. ¿Lo recuerdas?

—Sí —contestó tajante. 

—Ese es quizá mi lugar favorito en el mundo. No llegues tarde —y colgué.

Caminé algunos metros más por la calle. Alex debió haberse percatado ya, de que me había ido. 
Suspiré. Le subí a la canción que estaba reproduciendo mi móvil. La Chispa Adecuada de Héroes del Silencio taponó mis oídos.

«Y ahora qué sigue Facu»… pensé mientras sentía el trajín del día en mi cuerpo. 

¿Sería posible que Eva se presentará a nuestro encuentro?, aún más importante… ¿Qué mierda iba a decirle cuando apareciera? 

sábado, 23 de enero de 2016

El regreso de una Hemrosa Mujer V

El descaro


Estaba en la banca de un viejo parque, cerca de la casa donde vivía hace un par de años. Miraba el cielo azul celeste, totalmente despejado. Pocas veces en la ciudad se veía tan increíble. Sentí la brisa del viento chocar con mi cabello, pegarme en la cara y recordarme lo esplendido que es estar vivo. 

Miré los viejos árboles, el parque no había cambiado mucho desde la última vez que había estado allí, tantos años atrás. Ese parque me había ofrecido muchas satisfacciones y oportunidades. Recordé el día que conocí a Eva, y me dieron ganas de fumar. Pero era un vicio que había dejado hace rato. 

Respiré profundo y controle la ansiedad.

—¿Llevas mucho tiempo aquí? —me preguntó la voz de la chica que estaba esperando.

—Hola Alex —negué con la cabeza. 

Ella se sentó a mi lado en la banca del parque. Miro las marcas que me habían quedado de la paliza, morados en el labio y el ojo izquierdo. Pero no me veía tan mal…o eso cría. 

—¿Por qué me has llamado? —preguntó.

—Tenía ganas de verte —mentí. 

Tenía un plan y después de un par de días, era mejor ejecutarlo antes de que fuese demasiado tarde. Aunque en el fondo de mi corazón, sabía que era una mala idea, y que en realidad la vida me estaba poniendo frente a mí, personas que probablemente valían la pena. Pero yo no era esa clase de persona que escuchaba a la vida, me había convertido en un hombre despiadado, corriente y caprichoso. 

Estuvimos una hora en el parque, hablando de pendejadas, tomamos unas cervezas, caminamos, nos sentamos en el pasto. Me di cuenta que vivía sola, que su color favorito era el amarillo, que amaba los perros, que su padre había muerto y que por esa razón, aunque ella no lo admitiera, siempre buscaba estar acompañada por un hombre. También supe de su ex pareja, un hombre miserable que la maltrataba psicológicamente. Pero eso sí, nunca mencionamos a Eva en nuestras conversaciones. Bueno, en fin. Alex, era una de esas mujeres atormentadas por la vida. Pero aquello, no me detenía, me importaba una mierda. Debía seguir adelante con mi plan. 

Mientras estábamos en silencio contemplando la naturaleza del parque solitario, ella sacó un porro de marihuana del bolso.

—¿Fumas? —pregunté anonadado.

Ella sonrió.

—¿Si no fumara traería esto conmigo?

Tan obvia como Eva, supuse que quizá por eso eran amigas. Debían entenderse tan bien, que probablemente eran de esas mujeres que se burlaban de la estupidez de los hombres.

Encendió el porro, le dio una calada y me convido. 

A pesar de haber dejado el cigarrillo y no haberme drogado por tantos años, acepte con verdadera emoción aquel cigarrillo natural, tan exquisito y aterrador. Fumé, una, dos, y tres veces… El humo que salía de mi boca, de su boca, me deleitaba. Me atrapaba en su telaraña mientras todo a mí alrededor se agudizaba. Mi boca, mis ojos, mi piel… Me quede viendo a Alex a los ojos miel, ella sólo reía. 

Tenía la marihuana ese efecto tonto en ella. 

—¿Qué pasa? —pero no le di respuesta. Simplemente la besé, allí sentados en el pasto. Mis labios sentían con intensidad los suyos. Eran gruesos pero tenían un sabor a vainilla mezclado con hierba. 

Ella abrió los ojos sorprendida después de que mi boca la hubiese dejado ir. 

—Creo que es mejor que me vaya —dijo.

—Puedo acompañarte —respondí sin dejarla de mirar fijamente. La intimidaba, y de eso me daba cuenta. Era algo que debía explotar. 

Ella avergonzada, no le quedó más remedio que aceptar.

El recorrido hasta su casa fue silencioso, el taxista nos miraba con disimulo por el retrovisor. En medio de mi traba, pensaba que él sabía que estábamos fumados, y conocía las negras intenciones por las cuales estaba yo acompañando a esa chica alta de cabello negro hasta su casa. Me ponía nervioso ese jodido taxista. 

Recordé por qué había dejado de fumar. Paranoia. 

El carro se detuvo. Respiré. Me tranquilice. Nos bajamos. Vivía en una casa de un solo nivel, a media hora de la casa de mis padres. Quizá a cuarenta minutos de mi apartamento. Técnicamente seguía siendo el sur de la ciudad. 

—¿Puedes regalarme un vaso con agua? —le dije. La excusa perfecta para permitir que el taxi se marchara y la pudiera acompañar hasta la puerta.

Ella asintió con la cabeza. Entramos a su casa, era lujosa. Tenía una sala con muebles que hacían una L, jarrones y estatuas. Más al fondo estaba el comedor, una mesa redonda de madera con sillas también de madera alrededor. Caminé con cautela, tenía curiosidad quería ver todo el lugar mientras ella iba por el vaso con agua a la cocina. 

—Aquí tienes —me tendió el vaso con agua.

Le di un sorbo, la miré y luego al equipo de sonido que estaba en la sala.

—¿Puedes poner algo de música? —le pregunté.

Ella sonrió. Al parecer, ya se había percatado que no estaba allí sólo por un vaso de agua. Sin embargo, Alex continuó y encendió el equipo de sonido. Puso la música que le gustaba. 

He pecado de Cabas empezó a sonar con el volumen muy alto. Deje el vaso con agua en la mesa de estar, cerca de los muebles. Me paré frente a ella y la besé de nuevo. Mordisqueé su labio inferior, mis manos la sujetaron por la cintura y la pegué a mi cuerpo. Estaba excitado. Nuestras lenguas se entrelazaron y mis manos empezaron a subir por su espalda. Volví a jugar con su boca y mientras tanto mis manos bajaban hasta sus nalgas. 

La recosté a una de las paredes de la sala, sólo éramos ella y yo en su casa. Me sujeto las manos con fuerza y apartó su rostro de mi cara.

—¿Por qué haces esto? —me preguntó.

Yo sonreí. 

—Si quieres saberlo, deberíamos ir a tu cuarto.

Alex se quedó un minuto mirándome, pensando quizá lo que debería hacer. ¿Qué era lo correcto?, pero tome sus manos y la pase por mi abdomen, por mi cintura, y la besé de nuevo. 

Yo no le daría tiempo para pensar. 

viernes, 22 de enero de 2016

El regreso de una Hermosa Mujer IV

Desconcierto


Me dolía todo. La cara, el cuerpo, la dignidad, todo… Tenía sangre seca en la nariz, los labios y el mentón. Antes de abrir los ojos acaricie mi cara con los dedos, tenía el pómulo del ojo izquierdo inflamado. 

«Que mierda» pensé mientras recordaba la idiotez que había hecho. Eva tenía razón, yo no había cambiado nada. Sólo pretendía ser quién no era. 

Abrí los ojos. Y la oscuridad no desaparecía, todo se veía nublado y borroso. Aún era de noche, la ausencia de vida era evidente. No sentía ni un alma cerca. ¿Cuánto tiempo había estado desmayado? Volví a cerrar los ojos para sentí cada fibra de mi cuerpo maltratado. Sentía el tronco de un árbol en mi espalda, y estaba sentado. Alguien me había ayudado. Me asegure en medio del dolor, la ceguera y la somnolencia que nadie me hubiese robado. Las llaves, la billetera y el celular seguían conmigo.

Con dificultad volví abrir los ojos. 

—¿Estás bien? —me preguntó asustada la chica de cabello negro, sentada de rodillas frente a mí. La imagen de su rostro y su cabello despeinado se hacían más nítidas.

Lo admito. No era la mujer que esperaba ver al abrir los ojos. En realidad no esperaba a nadie al abrir los ojos. Pero me sorprendió ver sus ojos miel frente a mí. Me observaban fijamente y con preocupación. Había decidido ayudar a un completo desconocido, y yo… yo sólo me preguntaba si Eva estaba con ella. 

La busque a los alrededores, pero no veía a nadie. Luego volví a fijar la mirada en ella, tan desconcertada y abrumada.

—Ella se fue —dijo con la voz muy baja. Como si aquello le doliera. 

Yo sonreí con las pocas ganas que tenía.

—¿Tú por qué sigues acá? 

—No iba a dejarte allí tirado, cuando te pedí venir con nosotras —hizo una pausa y se levantó del piso donde había estado junto a mí por un rato—. Además quien puede dejar a otra persona allí tirada desmayada. 

—Eva, por ejemplo —respondí con desdén. 

La chica de cabello negro no dijo nada. 

Volví a sonreír. 

—Gracias —le dije mientras intentaba ponerme de pie. La chica me tendió la mano y me ayudo a levantarme—. Perdón por hacer de tu noche un drama. 

Ella sonrió conmigo.

—Resulto ser emocionante después de todo —bromeó. 

La mire y claramente vi una oportunidad para volver a ver a Eva. Su amiga, quizá una de las más cercanas. ¿Pero, sería capaz de hacer yo algo así? ¿En esto me había convertido?

—¿Cómo te llamas? —le pregunté mientras revisaba que todo en mi cuerpo estuviese en orden. 

—Alex —respondió con un poco de alegría. 

Había roto la regla, no involucrarme, no saber su nombre, no interesarme en lo más mínimo por su existencia. Pero era lo menos que podía hacer, se había compadecido de mí, se había quedado para ayudarme. Bueno, al menos debía saber cómo se llamaba. ¡Ah, y claro!, era la amiga de Eva. Necesitaba saber cómo se llamaba… 

Sí, en eso me había convertido.

—¿Facundo verdad? —dijo.

Asentí con la cabeza. 

—¿Por qué te odia Eva? —me preguntó con curiosidad mientras caminábamos sin ningún rumbo. 
¿Qué pretendía acaso? 

—Es una pregunta que deberías hacerle a ella —miré al piso más que frustrado, abochornado. Alguna vez había pensado que entre ella y yo había algo más. Pero no era cierto, era mi invento. Sólo perdía el tiempo. Siempre lo había sabido en el fondo. 

¿En qué momento empecé a desagradarle tanto? 

—Lo siento —se disculpó Alex la chica de cabello negro, entendiendo mi lamentable expresión. 

—No te preocupes — quise aparentar tener todo bajo control y le sonreí, como si de verdad estuviese encantado de compartir esa corta caminata con ella—. ¿Te volveré a ver? —le dije, siguiendo esa pantomima. 

Alex sonrió, continuó caminando a mi lado, y antes de separarnos apuntó su teléfono celular en el mío. 

jueves, 21 de enero de 2016

El regreso de una Hermosa Mujer III

Miedos


La mano derecha de Eva golpeó mi mejilla con tanta fuerza, que podía sentir todos los años de resentimiento y frustración. Sus ojos azules destallaban un cielo vivo, me miraban fijamente. No titubeaban, ni antes, ni después de haberme abofeteado. De pronto, su amiga no importaba. No existía allí. No estaba. Sólo éramos ella y yo en medio de una calle del sur de la ciudad con los faroles de los carros pasar por nuestro lado. 

Estaba a punto de decirle todo lo que llevaba dentro, lo bueno, lo malo, lo emocionado que estaba de verla de nuevo cuando un vehículo me interrumpió pasando muy cerca de nosotros.

—Eso es mami. Dale más duro a ese idiota —gritó un hombre desde la ventanilla trasera del carro. 

«¡Idiota!» pensé.

Sonreí con soberbia. Y siguieron una secuencia de malas decisiones. No entendía muy bien porque actuaba de esa manera en ese momento, pero era un impulso, y hace muchos años esa era mi filosofía de vida. Convertir mis impulsos en hechos. Así había logrado sobrellevar la soledad y mantenerme un poco de motivación para encontrar esa persona que le diera la emoción que perdió mi vida.

Sí, no debí haberlo hecho.

Le arrebaté de las manos a la chica de cabello negro la botella de Ron y se la arrojé a los hombres del carro. La botella se quebró en mil pedazos en el bumper trasero. El carro frenó en seco. Tres hombres bien vestidos se bajaron. Uno de ellos tenía una camisa negra muy ajustada que dejaba verle los pectorales, el otro era un negro y bueno, no recuerdo si quiera como se veía el tercero. Dos de ellos ignoraron a las chicas y corrieron justo a donde estaba. Me atinaron varios puñetazos en la cara. Caí al suelo con sangre deslizándose por mis labios. 

«Demonios» susurre mientras intentaba incorporarme, pero otro golpe en el ojo izquierdo me tumbo de nuevo. No entendía lo que los hombres gritaban, algunos impropios. Tonterías. Mi mirada estaba fija en Eva detrás de ellos. Esa hermosa mujer sólo miraba la escena con indiferencia, su amiga de tanto, parecía un poco más escandalizada. Veía la inseguridad de socorrerme o no, en la forma en que se movía. 

Sentí otra patada en las costillas.

«Mierda». Qué estaba pasando conmigo. Me desconocía totalmente. En medio de la paliza tuve un momento de lucidez: Ella, era la emoción que siempre quise. 

—Eva… espera —susurré mientras sentía como todo el cuerpo me dolía. La vista se me nubló y de pronto todo desapareció a mí alrededor.

miércoles, 20 de enero de 2016

El regreso de una Hermosa Mujer II

Resentimientos


¿Qué clase de mierda era esta? 

Siempre había creído que la vida era una ironía en sí misma. Una burlesca ironía. Y ahora lo estaba comprobando. Se reía a carcajadas de mí, poniéndome entre el sexo casual y yo,  a una hermosa mujer. Pero no cualquier hermosa mujer, era quizá, la más hermosa que hubiese conocido a lo largo de mi vida. Y lo peor de todo, es que ese cabello rubio que llegaba hasta sus senos, la sonrisa simétrica, el azul de sus ojos, el aroma a frutos rojos de Victoria Secret y marihuana, aún estaban latentes en mis recuerdos. Lo admito, jamás la había superado. 

—¿Ustedes se conocen? —preguntó inquieta la chica de cabello negro, tras notar las miradas amenazantes que se cruzaban de su lado al mío. 

—Por desgracia —contestó Eva con una sonrisa—. Mejor vámonos a otra parte.

Me quede como un tonto anonadado viendo como la chica que pretendía se levantaba para ir tras su amiga. 

«Por desgracia» repetí en voz baja para mis adentros. Y bueno, qué más podría haber dicho; “que maravillosa sorpresa”, “estoy encantada de volverte a ver”. Tonterías. La última vez que supe algo de ella, fue en la cama mientras me acostaba con su hermana menor. Que no era ni la sombra de su belleza. 

Grave error. 

En mi defensa: lo supe demasiado tarde. 

—¿Está es mi recompensa por cuidarte mientras estabas sola? —casi que grite a la chica de cabello negro a la que no me interesaba conocer, mientras caminaba a la salida. No podía aceptar la derrota así, y mucho menos la humillación que sentía dentro. Eva, podría ser la mujer más hermosa del mundo, quizá, la única que me hacía temblar las piernas. Pero no pensaba ceder.

La chica se giró para mirarme con el rostro consternado. Lo había logrado, llamar su atención.

—Ven con nosotras —me invitó sonriendo. El licor siempre las vuelve más sociales y arriesgadas. Eso era algo que había descubierto con tantas noches.

Eva puso los ojos en blanco y continuó caminando sin su amiga.

Yo ahogué una sonrisa y me acerqué a la chica que desconocía. Se había convertido en algo personal, ya no lo hacía por el deseo sexual que me invadía cada noche de soledad, sino, porque era la única forma de estar cerca de Eva nuevamente. Sí, lo sé. Ella era la emoción que estaba buscando hace muchos años. 

—¿Cómo se conocen? —preguntó la chica mientras recorríamos las calles iluminadas por los faros de los vehículos que pasaban. El sur de la ciudad era muy concurrido debido a los bares y discotecas lujosas que allí se apilaban. 

—Es una linda historia sabes —dije en voz alta para que Eva quien iba más adelante probablemente enfadada, escuchara. 

—Sí, bastante linda —respondió con sarcasmo. 

—¿En serio? —preguntó incrédula la chica. Definitivamente era bastante tonta. Está vez, no pude disimular reírme. 

Eva se detuvo y se giró para encararnos. Tenía las cejas fruncidas y los labios rígidos. Sus ojos claros destellaban, nunca la había visto tan molesta. Pero encantadora. Tenía las mejillas rojas y las orejas también. Su perfección se podía apreciar en diferentes perspectivas. 

—¿Por qué no te vas? —sugirió. Su voz, aunque con fuerza, seguía teniendo ese tono encantador que derretiría cualquier actitud frívola que pretendía. 

—Han pasado cinco años desde que te vi la última vez. Creo que podemos hablar un rato —empecé—. Además quiero estar con… —mierda, no sabía cómo se llamaba. Y no sólo me estaba dejando en evidencia, sino, que arruinaría mi oportunidad para seguir allí.

«Maldita sea».

—Lo vez —Eva intervino, siempre oportuna, lista e inteligente para hacer evidente lo invisible—, ni siquiera le importa tu nombre.

La chica de cabello negro me miró con las cejas arqueadas. Ella se veía como un mamarracho al lado de Eva.

—Ha sido el Ron, lo juro —me defendí.

—No —la chica de cabello negro parecía decepcionada—. Ni siquiera me lo has preguntado. 
Eva se echó a reír, su amiga no era tan tonta después de todo.

—Facundo, no dejas de ser el mismo idiota de siempre —apuntó.

Fruncí los labios y deseé de corazón no haber dicho lo que la rabia arrojó de mi interior. 

—Sabes, es curioso... eso mismo me lo dijo alguna vez tu hermana en la cama.