[...] Entre los cristianos se dan ordenes como está: Nadie que sea instruido se nos acerque.
En otras palabras lo que Celso descubrió que significaba está orden, eran expresadas alli mismo por él de la siguiente forma:
No, si alguno es ignorante, insensato, inculto o tonto, venga con toda confianza. Ahora bien, al confesar que tienen por dignos de su Dios a gente de este tipo, bien claramente manifiestan que no quieren ni pueden persuadir más que a necios, plebeyos, estúpidos, esclavos, mujerzuelas y chiquillos...
Pese a qué parecen insultos del filosofo frene a una doctrina religiosa especifica, muestra más bien, la realidad de está religión en su tiempo, y que por desgracias algunos que aún la predican, optan por el mismo sistema de siglos pasados para de está forma no perder sus seguidores y "raíces".