-No es cierto que los pobres que hay en las calles sean invisible para nosotros. De hecho son algo muy visible, algo que quizás algunos quisieran no ver, pero que no podemos evitar ver y mirar, cuando no observar, con cierto desprecio no exento, en ocasiones, de culpa o temor.
Tampoco es cierto que todos los que están tirados en la calle sean unos míseros desgraciados por una perversa confluencia de factores adversos. Algunos gozaron de oportunidades para llevar una vida “normal” y una y otra vez las despilfarraron o tiraron por la borda, apostando a ultranza por un corto plazo de paraísos artificiales y ausencia de ataduras.
Lo que sí que es cierto es que los pijos progres que se hacen pasar por pobres callejeros se lucran, pasean su vanidad de Rey disfrazado de harapos, y hacen el imbécil en unos momentos de crisis en los que la pobreza no hace ninguna gracia, y comienza a afectar a personas que, ciertamente, no estarían ahí de no ser por la suma de imbecilidades de la progresía de nuestro país.
Lo que parece sí es invisible, de momento, a la gente, es la relación causal entre los despilfarros y cortoplacismos políticos, con sus promesas de paraísos artificiales, y todas las crisis y su perpetuación.
Fuente: Deste el Exilio
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