martes, 11 de mayo de 2010

La razón contra la sugestión

Intento que mi razón sea la que tome el control de mi vida, pero hay momento de suma confusión, predisposición y además miedos encontrados los que suelen controlar mis situaciones dentro de mi burbuja "el vivir", y estoy seguro que no solo en la mía. La sugestión toma el control de mis decisiones, de mi desesperada solución, y entonces caigo en crisis tanto emocionales (momentáneas) como razonales, teniendo en cuenta que lo sé, realmente lo que me esta pasando. Me estoy sugestionando...

La sugestión es alimentada constantemente por nosotros mismos, en determinantes; como es el desconocimiento de cualquier cosa, por ello es que se esconden miedos, cómo lo puede ser la muerte. La sugestión al estar ligada al desconocimiento y al mismo instinto cerebral crea iluciones, imagenes, e incluso conclusiones, como lo es mucho del ámbito paranormal, espiritual o en la misma vida cotidiana como lo es el fracaso o las enfermedades... Lo paradójico de la situación es que entre más alimentemos la razón, más vacíos, incógnitas, y desconocimiento se propagan, mientras quien se aferra a una sola definición, sin importarle el conocimiento, la experiencia, o la conclusión, ¿tiende a sugestionarse? ¡sí! pero aprende a convivir con ello, cómo en su defecto lo hace cualquier tipo de creencia, siendo la ignorancia su primer argumento.

Solo la seguridad puede brindar ante la sugestión una solución razonable, pues en ella, tendemos a dejar pasar miedos, que a su ves son provocados por inseguridades, por ello quien vive en constante ignorancia, permanece seguro en sus vacíos mentales... Y es así como quienes tienen una sola definición para sus vidas, pueden seguir caminando sin cuestionar cada palpito que pueda dar su corazón... Y es así, como quienes razonan y concluyen que la vida es una simpleza compleja, quienes en cada paso de su vida temen que su corazón deje de latir...

[...] La ignorancia de mi propia mente, es quien se aferra a la sugestión de mi vivir, y es por ello que en cada día que despierto el malestar se lleva lo poco que queda de mi, y sé que esto no solo me pasa a mí.

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