Sí, vaya mierda. Te gusta alguien, pero esa personas por un sin número de razones no va fijarse en ti. Esas cosas pasan, todo el tiempo, a todos nosotros. Y muchas veces la culpa es nuestra por ser demasiados buenos para ellas. Y es que es la verdad, muchas mujeres no buscan a la persona que intenta hacer todo bien, porque eso no es emocionante. Lo emocionante está en fijarse en personas rotas, que tienen sus dramas, asuntos inconclusos, amores perdidos, indiferencia por la vida, o problemas psicológicos. Vaya, eso es lo más excitante (y si lo és, imagínese que tal debe ser el sexo). Y probablemente no sólo le ocurra a muchas mujeres, también le ocurre a usted que es una persona demasiado buena, fijándose en ella que es un desastre, Por eso te gusta. Por eso nos gusta. Pero a su vez, ella prefiere fijarse en una persona que es un desastre, y usted no lo es. Bueno, en realidad todos lo somos, pero intentamos ser la mejor versión de nosotros mismo pensando que así podemos agradarles más. Menudo error. Es mejor dejar salir toda esa mierda que llevamos dentro y seguro alguien más se enamorará de eso. Pero nosotros, no nos fijaremos en ella. No, porque muchos seres humanos, preferimos idealizar que la misma realidad.
De tanto, algunas otras veces, es por nuestro anhelo insoportable de buscar magia donde no la hay que llegamos a esos desahuciados puntos. Insistimos creyendo que en algún momento entonces, todo eso que hemos hecho se ve reflejado en su aprobación, en su deseo de estar con nosotros. Pero no, eso nunca ocurre, porque dentro de su mente existen un sin número de barreras que le impiden ser un su objeto de deseo. Esa constante preocupación, esos tontos sueños, esas incontenibles ganas de hablarle todo el día ¿se siente al menos minimamente identificado? sí, es una mierda, lo sé, porque eso no es suficiente. Es allí donde nos convertimos en simples amigos. Porque la atracción, el gusto, esas emociones tan apasionadas no nacen de esa interacción diaria, sólo nacen de la mente que esta dispuesta a sentirlo. Es así como se forman parejas, cuando ambas al mirarse, tienen la misma idea: estar dispuestos a intentar aunque sea, darse un beso.
Almas Rotas
ResponderEliminarEl ser humano está en un constante devenir, en una constante busqueda de ¿un no se qué? Lo conocido, lo bello, lo estable no despierta ese aventurero en tí. Será que es inevitable no coincidir con ese ser que anhelamos (?)
Por cierto salvo a una palabra, me gusta tu estilo.
Estaré ojeando tu blog de cuando en vez. Saludos
∞
Tú, vampiro.
ResponderEliminar¿Ya cuánto tiempo? ¿Años? ¿Meses? Honestamente en ese momento no importaba. Quién iba a pensar que justamente en esta esquina te vendría a encontrar… Aquí, en este lugar. Tu mirada era confusa, reflejando el movimiento de distintas emociones en las pupilas: sorpresa, nostalgia, miedo, confusión, curiosidad.
Tu cabello era algo distinto, pero no sabía qué era lo diferente en él. Estaba demasiado ocupada en recorrerte con mis ojos y mi ansiedad. Nos acercamos, tu piel fria inmediatamente me recordó la extraña sensación del fuego en mis venas, y me diste un abrazo, uno honesto. Te sentí contra mi cuerpo y quería que ese momento durara hasta que la pila de mi reloj que llevaba en la muñeca se agotara, recordé cada noche en la que recorriste mi cuerpo desnudo y el frenesí al que me llevabas, deseaba que la sed que sentía en mis entrañas por tu olor siguiera alimentándose.
Todo esto con tan sólo tu abrazo, tu cercanía. La sonrisa en mis labios se hizo inminente, fija e indestructible. Escuché tu voz, me erizo por completo -habían pasado tantas noches sin ti, dejando la ventana abierta esperando tu regreso- me preguntaste cómo había estado y entró como nota musical recorriendo cada hueso debajo de mi piel. “Bien” te contesté… ¿Sólo bien? Creo que decir bien es sólo demostrar que has estado realmente mal.
Me da risa al recordarlo. Tus ojos se iluminaron expresando realmente gusto. Sabías que necesitaba un helado de ese lugar y me tomaste del brazo jalándome hacia ti. "Vamos, prometo no morderte”, dijiste y volamos entre gente y arboles despojándose de sus hojas. De chocolate lo pediste, recordabas que era mi favorito. Nos sentamos en el parque de enfrente y caminamos por la calle que era cómplice de nuestro dulce encuentro, pues parecía no terminar. Saboreba mi helado y una gota de la exquisita consistencia recorrió mi labio inferior hasta mi barbilla.
Te quedaste mirando el lento recorrido de ella... como cuando un vampiro no se ha alimentado en mucho tiempo, sin haberse robado un alma. No pasó mucho para que yo sintiera lo helado de tus labios seguir el caminito de la dichosa gotita de chocolate, para que me robarás el alma. Sentí la vida y la muerte en mi boca al mismo tiempo. Sentí la espera y el segundo, la esperanza, el aliento y el grito. Sentí tu mente y tus palabras, la distancia y tu piel pegada con la mía.
Yo ya no podía pensar en otra cosa, no podía buscar consciencia alguna, se me había ido, volando junto con las hojas. Ya no podía dejarte ir, ya no podía seguir si el alma ya me habías robado; sí, ahora la tenías tú y yo quería irme junto con ella, contigo. Consiguiente en un lapso que me hace volver a donde estábamos y perderme en tu rostro, tomando mis manos, despegas tu cara de la mía y sonriendo abrgusta es la boca para decirme algo. Quiero escucharlo, agudizo mis oídos y entonces…
Despierto.
(Adaptado de algún escritor)