sábado, 8 de octubre de 2016

Me duele Colombia

Por Sebastián París

“Menos mal gano el NO. Imagínese dejando entrar a todos esos asesinos a nuestras casas” – Enfermera de una clínica al sur de la ciudad, muy cerca de Ciudad Jardín.




El 2 de Octubre del 2016 empezó con una mañana radiante. El sol estaba allí, y en la tarde nos abandonó. Quedó una noche bastante negra, como mi idea de Colombia, cómo el propósito y la esperanza que habíamos depositado en la Paz. En los acuerdos establecidos por el estado y Las Farc. Pero pesó más el resentimiento, el odio, y la satanización. Y mientras que todos siguen compartiendo imágenes burlescas, y otros celebran. Yo estoy llorando. Nunca en mi vida, me había sentido tanta tristeza por gente que no conozco, por un país que critico a diario, de verdad me duele que aquellos que se tiran al piso a cubrirse de las balas y las explosiones (porque son las victimas quienes deberían realmente tener el poder) hayan sido completamente ignorados por nosotros, los que vemos la guerra en televisión.

Tan sólo ver que 96% de los habitantes del choco querían la paz, embarcó de lágrimas mis ojos. Lástima, que ellos no sean tantos ¿verdad?... Y es que quiero tener el derecho a desahogarme, a denunciar la estupidez, la ignorancia, la desinformación, la cobardía, la contrariedad, y el odio de un país casi analfabeta. O eso parece, porque la mayoría salió a votar sin siquiera haber leído los acuerdos.

Y quiero probarlo, intenté indagar a todos los opositores de que podía, saber con qué estaban inconformes, encontrar la verdadera razón por la que el acuerdo actual fuese en realidad nefasto para los colombianos, pero mi sorpresa fue mayor.


¿Es coherente está actitud ante una victoria? ¿Ante las afirmaciones de las que se jactan algunos? Sé que muchas personas, pudieron votar ‘No’ con argumentos, que claramente aún sigo buscando.


Personas que se sienten atacadas por una simple pregunta, ya que inteligentemente tomaron una decisión basados en la lectura. Sin embargo, sólo me topé con excusas, e incluso con personas, que no tienen ni la menor idea de por qué estar en contra, y su única razón, es uno de los personas que más han hecho sangrar el País. El padre de la oposición, Álvaro Uribe Vélez. En resumen, estar en contra de Santos…


Y entonces mis lágrimas estaban llenas de cólera, porque de verdad me duele, encontrar que en un país como el nuestro reiné la tontería, y el disparate. Lo único que buscan, es la aprobación del doctor para que ellos marquen el “Sí” en un pequeño recuadro que nos separaba de más noches con truenos que no son provocadas por la lluvia. 


A estas alturas la tristeza se convierte en frustración, de leer semejante agravios cuando el país nunca sería de la guerrilla, primero deberían despojar a los Lule, a los canales privados, a los Uribe, a la Iglesia, y a toda esa aristocracia que está por encima de nosotros. Colombia ni siquiera es de ustedes, ni mía, de ninguno de los colombianos pobres, como leí en tanta diversidad de imágenes.


Lo más triste, es encontrar estos comentarios, cuando en realidad, el acuerdo de la habana no sólo fue un documento de 290 páginas expuestos la semana pasada, en realidad, fueron publicados hace un mes y dos semanas. Y fuera de eso, el proceso estuvo disponible en la página web del proceso de paz y la guerrilla donde se podían leer lo que se iba acordando. Es decir, cada proceso fue transparente a la comunidad y resaltado cada semana en tiempo real. Así que, argumentos como estos, es de personas desinformadas, que además son perezosas, no leen, y se la pasan diciendo pendejadas.


Y en algunos personajes de medios alternativos se expresan como si la oposición no se hubiese basado en el sentido común únicamente, afirmando que el “Sí” tenía todo de su lado. Y no hay blasfemia más grande. Puesto que los comerciales publicitarios en Radio y Televisión están acaparados cada hora por el centro democrático y sus mensajes desinformativos, que aseguraban que la Guerrilla iba a entrar en política bajo exoneración (cuándo sólo se le garantizaban 5 curules y lo demás era voto popular, como siempre), o que en la leche iba a subir de precio tan sólo para pagarle a los guerrilleros desmovilizados dinero que no merecían. Mientras que se menos preciaba la integridad a lo social, y la construcción de nuevas bases que edificarían una cultura diferente. Cuando incluso, el mismo Las Farc iba a usar de sus riquezas para indemnizar a las víctimas y devolverles lo que se les había arrebatado (lo cuál era parte del acuerdo pactado por el estado y los guerrilleros). Incluso, las Iglesias tenían campañas que apoyaban el “No” a pesar de sus constantes enseñanzas morales, que desean impulsarnos a ser bondadosos y perdonar como lo recalcan en su oración diaria, el padre nuestro. Y aun así, crean que el merecimiento de los antagonistas sea la ejecución o la privatización de la libertad. Que es mucho más importante, satisfacer el rencor de un montón de gente que no vivió la guerra, que la construcción de sociedad, que la inclusión a la vida, el respeto y el perdón.


Entre otras razones verdaderamente argumentadas por los opositores, era la participación política de los antagonistas. No desean que estén en política, pero parece que ignoraran que el nacimiento del grupo delictivo, fue precisamente ese. La falta de inclusión política por parte del estado dividido en conservadores y liberales. Su “lucha” (mal habida y mal intencionada), se ha basado en dicha oportunidad. Además, dentro de los acuerdos estaba la confesión de crímenes, el abandono paulatino de las armas, y sobre todo, los partidos como el Polo, el Partido Verde, Frente Radical, entre otros, apoyaban la iniciativa. Ellos también estaban a favor de los acuerdos establecidos. Porque sí, se reparaba a las víctimas.  Allí, es dónde uno se pregunta, si en realidad estas personas habían leído, se habían informado…


El delito no paga, pero en una negociación todas las partes deben ceder un poco. Se trata de Ganar-Ganar, no simplemente, de una ejecución, donde usted este satisfecho, y los guerrilleros en una fosa común. La constitución (que claramente necesita cambios), estaba protegida. Además, más importante, aunque no todas las zonas en conflicto estuvieron de acuerdo con el plebiscito, el mensaje es claro para ellos: Acabar la guerra donde todos encontremos la tranquilidad.

Pero luego están los desalmados, ese 63% de personas que les importe una mierda el país (deberían enfocarse en motivar el voto, o hacerlo definitivamente obligatorio). Que prefieran estar de viaje, paseando por las calles de las ciudades donde la guerra no se asoma, o simplemente, un montón de personas indiferentes, que probablemente son los más críticos y politólogos en las redes sociales y los buses. Ustedes, y su opción de no hacer nada, están desvalijando al país. No hay peor mal, que tener la obligación con todo un estado, y quedarse con el culo en la silla mirando cómo se dictaminaba la perdida de una oportunidad tan grande. 

Y quizá esa sea la razón de mi dolor y mi resentimiento. Y aunque la paz sea una cuestión de actitud, y se deba admitir la derrota con dignidad y sin prejuicios, no es justo para un país, estar en manos de la confusión, la desinformación y el resentimiento.

Me duele… Y espero que de todo corazón que la oposición encuentre una forma de hacer que la paz a la que incluso Las Farc no quiere renunciar, se pueda restablecer. No importa si Uribe sale en la foto, o es Juan Manuel Santos, lo que importa es que los campesinos reclamen su hogar, y no vuelvan a sentir miedo de los estruendos de la ignorancia que nos invade por montones. Que las lágrimas que hoy derramamos muchos, sean en vano, y al final, nos decoré una sonrisa que podemos expresarle al mundo y decir “Lo logramos”.

Ya que al final nos damos cuenta, que muchos Colombianos no quieren la paz, no quieren la reparación de víctimas, lo que buscan, es una excusa para la venganza. 

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