El genoma humano cumple una decada.

Ya han pasado 10 años desde que el genoma humano paso a ser una parte fundamental de la ciencia, la medicina y la salud, aún acusada por fanáticos religiosos por su intromisión en campos divinos, como la alteración y creación de genes, donde solo Dios puede intervenir, pero de no ser por esa famosa intromisión muchos de los males que ahora padece la humanidad cobrarían aún más vidas, ahora y en el futuro.

Los expertos creen que la secuenciación del genoma ha significado avances muy importantes en el conocimiento de lo que somos -y cómo somos- los humanos. El el doctor Macip declaro para la BBC lo que el genoma humano significa hoy en día para la humanidad, y para su forma de ver la ciencia, la vida y su investigación:

"Estamos aún en los primeros pasos de esta revolución, pero las posibilidades son enormes. La aplicación a la medicina moderna de los conocimientos genéticos que estamos acumulando cambiará radicalmente la forma como afrontamos la mayoría de las enfermedades. Es como pasar de ir en un Fiat 600 a conducir un Ferrari. El impacto de este conocimiento se nota en todos los campos de la investigación biomédica y, por tanto, acabará repercutiendo en los enfermos.

Los últimos avances en tratamiento del cáncer, por ejemplo, ya se han conseguido usando los datos del Proyecto Genoma Humano. Pero esperamos que a medida que avance el poder de secuenciación y se abaraten los costos, evidentemente la investigación tendrá que voltear hacia los padecimientos de los más pobres"

Rebelando así que a lo que el genoma como salud compete no solo esta dirigido a una población burguesa y prioritaria economicamente hablando, cosa que resultaría de forma potencíal para poblaciones con carencia de resultados por su escacez economica.

Y pese a lo que pueda declarar entidades de fanatismos religiosos como lo son las iglesias católicas en labor comunal entre otras, de no ser por estas prioridades en avances biomédicos incluso sus propios cardenales en un futuro no podrían mejorar su calidad de vida para seguir predicando la palabra de Dios.