El mendigo come. El dictador lo observa mientras fuma su pipa.
Dictador: Hay algo más duro que... que...
Mendigo: Sí.
Dictador: ¿Qué es?
Mendigo: Más que no tener nada, más que ser esto, más que saber que un día voy a tener mucha hambre y no voy aguantar... Sí... Hay algo más duro. Hay una desgracia más grande que cualquier desgracia. Que todas las desgracias. Solo alguien como yo, en mi situación, es capas de descubrirlo.
Dictador: ¿Qué es?
Silencio los dos. Solo la noche, el sonido de la luz azulada de la luna, el sonido de una estrella, el sonido de la niebla, el sonido de un árbol que respira.
Mendigo: Que nadie me habla.
Martha Isabe Márquez
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