El dinero es jodiamente importante, es lo que se requiere para vivir, es lo que se requiere para ser feliz. No importa que para obtenerlo se pierda la libertad, que para obtenerlo se pierda la tranquilidad. No importa que tienes que empezar tu vida laboral para obtenerlo comiendo mierda, y mucho menos importa, que por estar trabajando ni siquiera te quede tiempo para leer ese libro que compraste con el dinero que ganabas.
Es un mal necesario, uno que ayuda a establecer y formalizar relaciones, sin importar que esa relación sobreviva con dos días que tienes sin ocupaciones, y un día, dónde quizá el cansancio acumulado no te entuma el cerebro. Que va importar entonces, que después de hacer el amor quedes tendido en la cama completamente dormido para al día siguiente levantarte y seguir la rutina que ahora te hace feliz. Sí, irónicamente te hace feliz porque estas obteniendo dinero, y el dinero es la base de la felicidad.
Se justifica, todo ello se justifica. Un día, no tendrás que trabajar y dinero suficiente para disfrutar de tu vida, de hacer lo que siempre quisiste, con tranquilidad, sin afanes, sin estrés, ni discusiones. No importa que ese día, que recuperas toda tu libertad, te des cuenta que toda la vida te la pasaste sembrando frutos que no vas alcanzar a disfrutar, porque cuando lo intentes, las expresiones de tu cara se han marcado en la piel, la voz que antes era melódica y ligera, quizá esté ronca y pierda intensidad. Incluso, tal vez, esos sueños que empezaron al tiempo que empezaste a ganar dinero, y que con esa finalidad habías dejado tu vida para trabajar, ya ni siquiera desees hacerlos realidad, porque ni siquiera el cuerpo que para ese entonces ha perdido fuerza y veracidad, quiera simplemente recostarse en una cama y ver la vida terminar de pasar.
No importa... Siempre y cuando el dinero siga siendo en nuestro sistema de vida, la base de toda nuestra felicidad.
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