Sí, al parecer has regresado para contarme historias de amor que ni tú logras entender; para explicar deseos desaforados que en esas camas vacías no has logrado llenar; para tratar de contar algo que no se puede contar...
Usted ya no se presta para una charla amena; mis oidos no pueden escuchar sus palabras, sus historias, propiamente tú historia. Aquella que usted no quiso redactar a mí lado y prefirió vivir ahí, ahí en ese sin fin de camas vacías que ha logrado usted encontrar...
Ahí más bien quédese a contar esta historia que yo ya no puedo escuchar.
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